El proceso hacia la globalización de la empresa es gradual; usualmente el primer paso se da a través de la exportación de bienes o servicios, que induce a las firmas a desarrollar ciertas funciones de mercadotecnia, ventas y distribución fuera del contexto en el que opera en el mercado local.
Carlos Slim, Presidente del Grupo Carso, consigna que: "la apertura y la competencia obligan a las organizaciones a moverse más rápido, con estructuras más simples, menos gastos, menos núcleos jerarquícos, con un menor número de personal en las áreas corporativas y más en la operación; con un manejo más eficiente de los recursos humanos; que éstos no compitan entre sí sino que trabajen para competir en el exterior."En el mundo de la globalización, dominado por la tecnología digital, (de la Internet y las redes electrónicas, principalmente) se están conformando organizaciones empresariales más integradas verticalmente que dan paso a estructuras administrativas y procesos productivos descentralizados que permiten llevar a cabo con terceros diversos tipos de acuerdos, alianzas, el out sorcing (aprovisionamiento fuera de la empresa) y compartir redes electrónicas, que además de modificar radicalmente el concepto y naturaleza de las ventajas comparativas y formas de hacer negocios, ayudan a que las compañias puedan ensanchar de manera rentable y con una coordinación y control gerencial óptimos sus mercados en diferentes áreas geográficas, y crear sinergias para un eficiente abastecimiento de los proveedores y el servicio a los clientes.
Los triunfos de la producción en masa a principios del siglo XX dieron luz a muchas de las grandes empresas que fueron los pilares de algunas industrias clave hasta hace poco. Su tamaño raramente fué discutido, la gran sorpresa de la década de los ochenta fue que los cambios que supuestamente beneficiarían a las empresas más grandes tuvieran un efecto opuesto.
La disminución de las barreras comerciales, lejos de significar para las grandes compañias oportunidades, han representado nuevas amenazas.
La apertura de los mercados está acabando con todas esas barreras y facilita a las pequeñas empresas poder vender sus productos en todo el mundo.
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